Considerada la isla más grande de New York, Long Island es popular por sus nueve puentes y por la gran cantidad de túneles que la conectan con esta ciudad. El viajero conseguirá una imagen única paseando por el famoso puente de Brooklyn y alojándose en uno de los hoteles boutique Long Island disponibles en este destino, en los que se puede disfrutar de la sencillez y el lujo que todos ellos ofrecen, y de una individualidad única, ideal para todos aquellos que huyen de las aglomeraciones. Todo ello gracias a que no suelen contar con demasiadas habitaciones, ofreciendo un trato individualizado a sus huéspedes.
Generalmente cuando los neoyorquinos se refieren a Long Island hablan de uno de sus distritos más famosos y administrativamente independiente, Nassau. El mismo destaca por su zoológico y por los jardines Ardastra, además de su mercado de Paja situado en Bay Street. Aquí el viajero va a poder encontrar cestos, sombreros, bolsos y numerosos objetos elaborados de manera artesanal.
Otro de los distritos que conforman este destino es Suffolk, el más oriental y de un estilo más rural. Sin lugar a dudas, el lugar perfecto para disfrutar de un hotel boutique Long Island, ya que este tipo de alojamientos suelen situarse en zonas alejadas de la ciudad para disfrutar de un ambiente de lo más natural. Este destino es el perfecto para los amantes de la naturaleza, ya que está repleto de granjas que pueden visitarse e incluso cosechar en ellas lo que se desee comprar. Los más pequeños también disfrutarán de la acción que podrán vivir en uno los parques acuáticos más valorados de todo el país, el Splish Splash, o visitar los pingüinos y tiburones del centro de Riverhead.
Perteneciente a Suffolk se encuentra la famosa zona de los Hamptons, otro de los lugares ideales para disfrutar de los hoteles boutique Long Island y donde muchos neoyorquinos cuentan con una casa de verano o de fin de semana, para alejarse del bullicio de Nueva York. Aquí están algunas de las mejores playas del país, como la de Main Beach.
Desde Manhattan se puede acceder a Brooklyn por su famoso puente, el primer colgante de todo el mundo y símbolo de Nueva York. Imagen de numerosas películas y fotografías, tiene casi 2 000 metros de largo y permite al viajero llegar hasta este barrio repleto de espacios naturales como el Prospect Park o el Sunsent, así como el acuario y el zoológico situado en Coney Island.