No muy lejos de la capital portuguesa de Lisboa se encuentra el centro turístico de Cascaes (Cascais, en portugués), una espectacular costa con empinados acantilados y playas de arena fina. La alegría de este antiguo pueblo de pescadores se contagia rápidamente. La región es ideal para unas vacaciones en la playa con la familia, pero también para una romántica estancia de a dos. Cascaes tiene algo especial para todos cada gusto, ya sea que los visitantes prefieran tomar el sol en una de sus pintorescas playas o descubrir la belleza del Parque Natural de Sintra-Cascais. Este lugar no solo se destaca por su belleza, sino también por sus ostentosas villas, antiguas fortalezas y una variedad de museos.
Quienes se hospedan en uno de los acogedores hoteles de Cascaes pueden disfrutar de la playa a unos pocos metros de distancia. Las playas más cercanas están muy bien conectadas, son ideales para grupos y familias, y cuentan con varios bares y restaurantes cercanos. En las afueras de la ciudad se pueden descubrir, además, bahías semiescondidas, poco visitadas y que componen estupendos paisajes. Algunas de las playas más hermosas de la región se encuentran en el noroeste de Cascaes. Ejemplo de ellos es la Praia do Guincho, que es una de las playas favoritas de los surfistas en Portugal. El centro antiguo de Cascaes invita a recorrerlo a pie para conocer sus varias calles angostas y los edificios históricos. En el distrito de los museos, de un gran valor arquitectónico que data del año 2000, pueden visitarse más de diez museos y dos enormes jardines. Quienes aun buscan más espacios verdes, pueden conocer el Parque Natural de Sintra-Cascais. La red de caminos cercanos a la costa permite a los turistas disfrutar de la brisa atlántica y de fabulosas vistas. Dentro del parque natural también se encuentra el punto más occidental del continente europeo: Cabo de Roca. Los preciosos arrecifes de Boca do Inferno se encuentran a una corta distancia de Cascaes y realmente vale la pena visitarlos.
La ciudad de Cascaes tiene un sinfín de emocionantes atractivos cerca de la playa. Casa de Santa María, inaugurada en el año 1902, fue la primera residencia del noble Jorge O’Neill. Actualmente, el edificio recibe visitas y es el sitio favorito de los turistas que disfrutan de la arquitectura. Justo enfrente, el Palácio dos Condes de Castro Guimarães también fue construido por O’Neill como residencia de verano y alberga un museo con pinturas, muebles antiguos y porcelana. En el mismo barrio y cerca de allí, se encuentra el Farol de Santa Marta. Esta torre de colores blanco y azul se sitúa en el extremo occidental de Cascaes y cuenta con un museo que revela detalles sobre la historia y la tecnología de los faros. Un paseo por la ciudad lleva hasta el puerto y a la Cidadela de Cascais, de más de 300 años de antigüedad. Esta fue una vez una fortaleza y muro de protección contra navegantes enemigos que querían entrar a Lisboa. Durante el siglo XIX el palacio aun era propiedad de la familia real portuguesa. Quienes pasan sus vacaciones en un hotel de Cascaes pueden hacer una escapada hasta el Palacio da Pena, en Sintra. Este maravilloso castillo está rodeado de un magnífico paisaje natural y es parte del patrimonio de la Unesco desde 1995.
La cocina de Cascaes tiene una gran influencia del Atlántico, que puede saborearse en sus platos con pescado y frutos de mar. El plato nacional de Portugal es el bacalao, que se sirve puro, con huevo o crema, ajo y cebolla. Este plato típico puede encontrarse en casi todos los restaurantes portugueses. Los bolinhos de bacalhau (buñuelos de bacalao) consisten en unas deliciosas croquetas de pescado en forma de torpedo, y son los favoritos de los residentes locales. Para quienes extrañan la cocina de casa, aquí se sirve también la tradicional paella española. En Portugal se prepara con arroz, carne de cerdo, condimentos y mariscos. Los puristas no pueden resistirse al atún o al pez espada frescos. El caldo verde, una sopa de col sencilla pero muy deliciosa, es ideal para los vegetarianos. Entre los postres más solicitados cuentan los pasteles de crema, que suelen servirse con un bica (el espresso portugués).
Cómo llegar: Quienes están en Lisboa y solo desean visitar Cascaes por el día, se alegrarán al saber que está a tan solo 35 minutos en coche (autopista A5), y unos 10 minutos adicionales en tren. Alquilar un coche es muy sencillo, ya que hay varias agencias en la ciudad y también en el aeropuerto de Lisboa, donde cada día llegan vuelos provenientes de distintas ciudades españolas.
Clima: Vacacionar en Cascaes es posible durante todo el año. Quienes prefieran pasar sus días libres en la playa, querrán ir entre los meses de abril y octubre. Durante este periodo, el clima se mantiene estable, con un promedio de 25º de temperatura. Los meses de verano, que van de julio a agosto, pueden volverse muy calurosos y alcanzar los 30 ºC. Sin embargo, la brisa de mar permite que el clima se mantenga fresco y agradable. El verano también es ideal para quienes desean bañarse en el Atlántico. Durante el otoño y el invierno la temperatura disminuye bastante, pero el clima mediterráneo hace que se sienta menos frío que en el campo. En invierno la región no recibe tantas visitas como en verano.