Tranvías históricos, aceras adoquinadas y una romántica costa en El Tejo completan la imagen de la capital portuguesa: Lisboa. Actualmente, la ciudad es uno de los destinos favoritos para quienes desean realizar una escapada corta a una ciudad con una cultura vibrante, fabulosas vistas y lujosas tiendas de compras. Los hoteles fusionan el encanto local con modernos interiores y se sitúan en barrios como Alfama, Belém, Bairro Alto, Chiado, Baixa y el Parque das Nações. Por la noche, los cantantes de Fado maravillan a su público mientras que las delicias culinarias regionales como el bacalao, el porto y el caldo verde deleitan paladares provenientes de todo el mundo.
El casco antiguo de Alfama se gloria de sus edificios históricos, que pueden ser apreciados por los turistas con más detalle si hacen su reserva en un hotel de ciudad. El Castillo de San Jorge se encuentra cerca del centro de la localidad y exhibe hallazgos arqueológicos, torres de color arenisca, un foso, garitas y dos patios grandes. La catedral de Lisboa es también la más antigua, data del siglo XII y se destaca por ser una mezcla de distintos estilos arquitectónicos. La línea 28 del tranvía, que aun funciona como medio de transporte diario para los residentes locales, es uno de los principales atractivos turísticos y un símbolo indiscutible de la ciudad.
A tan solo 7 kilómetros de distancia del centro de la ciudad se encuentra el barrio de Belém y su histórica torre militar de defensa, la torre de Belém. Junto con el Monasterio de los Jerónimos, esta impresionante torre forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y ambos conforman el escenario perfecto para disfrutar de conciertos al aire libre. Tras un largo día de turismo, nada mejor que degustar un delicioso pastel de Belém, hechos de pasta de hojaldre y una crema a base de huevos, leche y azúcar.
El Bairro Alto es más bien tranquilo y apacible. Aquí se detiene el teleférico Elevador da Gloria, que llega hasta la Plaza de los Restauradores, en Baixa. Bairro Alto es conocido por su vista panorámica Sao Pedro de Alcantara, que obsequia a los visitantes con un increíble paisaje de Lisboa y del río Tejo. Por la noche, el barrio despierta y comienzan a surgir los bares, restaurantes tradicionales y modernas discotecas. En las calles comienza a oírse la apasionada melodía del Fado, el estilo musical portugués por excelencia. En resumen, Bairro Alto es el sitio perfecto tanto para amantes de la noche como para quienes disfrutan de una deliciosa comida típica. Los hoteles de la zona constituyen un paraíso del descanso en medio del gran movimiento que se vive en las calles.
En Rua Garett, el sueño de caminar por la pasarela luciendo prendas de moda puede hacerse realidad. Este antiguo barrio de artistas es el baluarte de los más conocidos diseñadores de moda portugueses, que exhiben sus creaciones en galerías, librerías y hasta obras de teatro. Quienes reservan su hotel en esta parte de la ciudad se encuentran a tan solo unos pasos de las principales tiendas. Un consejo: en el famoso Café A Brasileria se encuentra la estatua de bronce de la autora Fernanda Pessoas, con quien todos desean tener una fotografía.
Cómo llegar: Gracias a su proximidad con España, es muy fácil llegar a Portugal. La forma más rápida y cómoda de visitar Lisboa es, por supuesto, viajando en avión. El aeropuerto de Lisboa recibe vuelos provenientes de varias ciudades de España, siendo los más baratos aquellos que despegan de Madrid y Barcelona. Muchos españoles visitan Lisboa en su propio coche, o alquilan uno al llegar. Esta es una excelente idea ya que les permite ahorrar en transporte y visitar cada uno de sus rincones con más tiempo y dedicación.