Cuando uno piensa en Núremberg, le vienen a la mente pequeñas salchichas fritas, pan de jengibre y un Niño Jesús de cabellos dorados. El casco antiguo, con sus casas de entramado de madera en parte bien conservadas, queda eclipsado por el gran Castillo de Núremberg y la Casa de Alberto Durero es una experiencia no sólo para historiadores. Cada año, en Navidad, el Christkindlesmarkt, famoso más allá de las fronteras de Franconia, atrae a visitantes de todo el mundo a los hoteles de Núremberg Mitte.