Ibiza es conocido como el destino con las mejores fiestas, las más grandes discotecas y la visita de ricos y famosos provenientes de todas partes el mundo. Sin embargo, esta isla Balear también permite descansar y relajarse en medio de un paisaje con colinas, folclore ibicenco y cultura hippie. Quienes no quieren perderse las fiestas más fascinantes del mundo se dirigen al sur de la isla, donde se encuentra la legendaria Playa d’en Bossa. Aquí se encuentran los hoteles de primera clase, lujosos yates y las discotecas más galardonadas. Quienes viajan en familia prefieren visitar sitios como Santa Eulalia, con preciosas playas de arena, bahías y hoteles con servicio de alta calidad. Algunos hoteles en Ibiza se caracterizan por el lujo y la modernidad, otros por su ambiente tradicional y muy bien cuidado. Ejemplo de ellos son las enormes fincas en medio de espectaculares paisajes naturales. Para pasar unas vacaciones tranquilas y apacibles, lo mejor es dirigirse al norte o centro de la isla.
En el sur de Ibiza late el corazón al ritmo de las fiestas más impresionantes, donde el jet set y las personalidades más reconocidas pasan sus noches en las discotecas de moda, como Pacha, y se relajan en exclusivos hoteles de lujo. Esta ciudad cosmopolita cuenta con uno de los puertos de yates más extraordinarios, en el que solo yates de lujo y botes deportivos sujetan sus amarras. La Playa d’en Bossa es conocida por sus fiestas legendarias, su sol brillante y la posibilidad de ver y ser visto. Aquí se practican deportes de moda, como stand up paddling o jetski. Los amantes de la cultura no querrán perderse el casco histórico Dalt Vila, certificado por la Unesco, que cuenta con estrechas calles empedradas y está rodeado de una imponente muralla. Un imprescindible para los apasionados por la historia es la necrópolis cartaginesa.
San Antoni es el centro de la fiesta para los más jóvenes. Aquí se brinda con cervezas en el bar del barrio o con cócteles frutales en el paseo marítimo flanqueado por palmeras y mientras se disfruta de la vista del puerto. La ciudad cuenta con varias construcciones altas, hoteles en su mayoría. En el legendario Café del Mar, en Sunset Strip, se puede disfrutar de las puestas de sol más espectaculares de Ibiza. Hacia el oeste, el ambiente se vuelve cada vez más tranquilo y los turistas pueden bañarse y relajarse en pequeñas bahías alejadas del turismo masivo. En Cala Vedella se encuentran algunos pueblos dispersos que ofrecen preciosos chalés para las vacaciones o fincas con pendientes en las que crecen pinos que perfuman el ambiente. La región es más bien montañosa y boscosa, ideal para los visitantes que desean relajarse durante el día y disfrutar de las fiestas más inolvidables de San Antoni durante la noche.
Las familias eligen pasar sus vacaciones en Santa Eulalia, con su extensa playa de arena en el paseo marítimo, donde priman los hoteles para familias, restaurantes de alta calidad, galerías de arte y tiendas exclusivas. Aquí se encuentra también el único campo de golf de la isla. Cerca de allí puede conocerse a los hippies de Ibiza. El mercado hippie más grande de la isla está en Es Canar. Las pequeñas bahías Cala Llonga y Cala de Sant Vicent ofrecen un ambiente tranquilo y montañoso, donde se erigen pequeños hoteles con encanto.
El norte de Ibiza es la cara más rural y tradicional de la isla, con pequeñas aldeas donde el turismo aun no está tan masificado. En Portinax, los hoteles se encuentran directamente junto a la playa, de manera que los visitantes pueden bañarse verdaderamente en medio de la naturaleza. El mar, de color azul turquesa, es perfecto para practicar buceo y esnórquel. En Sant Miquel se vive un ambiente muy tradicional, en el que el folclore ibicenco ocupa un lugar central. Sant Agnes se encuentra entre almendros y cítricos. Las fincas de un color blanco que inspira paz obsequian a sus huéspedes con nada más que descanso y tranquilidad.
Exactamente en el centro de la isla se encuentra Santa Gertrudis, auténtica y cautivadora, que se caracteriza por sus típicas casitas cuadradas al estilo ibicenco. Aquí se encuentran también algunos bares tradicionales, modernos restaurantes y tiendas de artesanías. El área tiene una actividad agrícola muy desarrollada y da origen a los productos locales más deliciosos, entre ellos, el queso de cabra. Muchos de los artistas que llegaron a la localidad solamente para decorarla con sus creaciones, acabaron por quedarse y hacer de este lugar su hogar. Quienes desean apartarse aun más de los centros turísticos, no dudarán en descansar en una de las espectaculares fincas del interior de Ibiza. Sus grutas, bosques de pinos y algunas capillas y puertos dispersos en sus vastos paisajes invitan a salir a caminar por senderos poco explorados.
Cómo llegar: A Ibiza se puede llegar por vía marítima o aérea. La mejor opción para no perderse ni un minuto de fiesta es viajar en avión, cuyo trayecto dura menos de una hora desde Barcelona. El principal aeropuerto de la isla se encuentra en la zona sur, en el municipio de Sant Josep de Sa Talaia, le siguen los de Sant Antoni y Santa Eulalia. Actualmente, la ruta del ferry es operada por dos empresas: Balearia y Transmediterránea. En el ferry puede transportarse el coche propio o de alquiler.
Mercados hippies: Los mercados hippies se encuentran por toda la isla de Ibiza y ofrecen principalmente ropa y accesorios. Estos mercados se originaron en la época de los años sesenta y, desde entonces, la tradición se mantiene. El mercado más grande es, sin dudas, el de Es Canar.
Gastronomía: La cocina de la isla blanca, como le llaman, es conocida por sus guisados, especialmente el de pescado. Los sibaritas no querrán perder el arroz de matanza, la sobrasada ni el sofrito payés. El flaó, hecho de queso fresco de oveja y cabra, hierbabuena y anís, es un postre verdaderamente irresistible.