Cuna de la verdadera pizza italiana y de grandes artistas de renombre internacional, la ciudad de Nápoles recibe a sus visitantes con una amplia oferta cultural, mucha historia por conocer y preciosos hoteles boutique para descansar tras un largo día de turismo en la ciudad. Muchos la describen como caótica y enmarañada… pero la realidad es que tiene un carácter versátil, indomable y de placeres. Es este libre albedrío y su osadía que la hacen tan distendida, pura y cautivadora.
Quienes alguna vez se preguntaron cuál es el casco histórico más extenso de Europa, aquí encontrarán su respuesta. Situado sobre el golfo de Nápoles, el centro histórico de esta localidad es conocido por albergar testimonios de un pasado complejo y cambiante, que hoy se refleja en el conjunto de edificios de diferentes estilos y el espíritu auténtico de sus habitantes. Los restos de murallas son testimonio de su pasado griego, mientras que la época romana se ve representada en los hallazgos arqueológicos, que pueden visitarse en diversos museos. El centro de Nápoles también cuenta con una catedral, más de 300 iglesias y un sinfín de arcos milenarios que decoran calles y edificios, siendo el arco de triunfo del Castel Nuovo el más fascinante. Via Tribunali y Spaccanapoli son dos de las calles más importantes de Nápoles, imprescindibles para quienes quieran conocer la ciudad en todo su caótico pero atrapante esplendor. La calle San Gregorio Armeno es conocida como la calle de las Natividades, ya que allí se venden belenes no solo durante la época de Navidad, sino durante todo el año.
El barrio de Santa Lucía es el más cercano al puerto y en él se encuentran muchos restaurantes de alta categoría y elegantes hoteles de lujo. Su atractivo principal es, sin lugar a dudas, la majestuosa plaza del Plebiscito, la más grande de la ciudad. Esta plaza alberga la Basílica de San Francisco de Paula y dos imponentes palacios: el Palacio de la Foresteria y el Palacio Real, utilizado como recinto para eventos públicos, conciertos y grandes espectáculos. La plaza se encuentra al final de Via Toledo, principal calle comercial del Barrio Español. Otro de los edificios importantes que se encuentran junto a la plaza es el teatro de San Carlos, uno de los más conocidos del mundo y con el que muchos artistas sueñan. Junto al paseo marítimo se encuentra el gran emblema de la ciudad, el Castel dell’Ovo (Castillo del Huevo). Cuenta la leyenda que este castillo, además de ser un gran atractivo para el turismo y las selfies, tiene un huevo escondido entre sus cimientos y que, si alguien lo quita, el castillo se derrumbará y la ciudad sufrirá una gran catástrofe. Pues para quienes deseen seguir disfrutando de Nápoles, lo mejor será no quitar el huevo y, en su lugar, disfrutar de las preciosas vistas al Vesubio que se obtienen desde el castillo.
En lo alto de una colina se encuentra el costado más contrastante con el centro histórico de Nápoles. El barrio de Vomero obsequia a los turistas con las mejores panorámicas del golfo, incluyendo el volcán Vesubio y algunas fabulosas islas. Además de las vistas, este barrio tiene bonitos edificios que vale la pena contemplar, como la cartuja de San Martino y el castillo de Sant’Elmo, que pueden verse a lo lejos desde Santa Lucía. El corazón del barrio late en la plaza Vanvitelli, rodeada de mansiones y palacetes con frondosos jardines. La forma más rápida y práctica de subir a Vomero es con un corto trayecto en funicular, que parte desde Chiaia, Montesanto y Funicular Central. La visita a este barrio tan especial no estará completa sin sentarse en uno de sus cuantos cafés y tomarse el tiempo para descansar del bullicio de las zonas más turísticas al tiempo que se disfruta del paisaje conformado por establecimientos comerciales y residentes napolitanos en su rutina diaria.
Gastronomía: Nápoles es sinónimo de un auténtico placer para el paladar. Desde la típica magherita napolitana, pasando por una variedad de pastas y hasta un restaurante que sirve casi únicamente bacalao, la ciudad tiene algo para cada uno de sus visitantes.
Cómo llegar: Debido a su popularidad entre los turistas y a su ubicación en el continente europeo, hay muchas formas de llegar a Nápoles. La más rápida y práctica es, sin dudas, por aire. Los aviones aterrizan en el Aeropuerto Internacional Capodichino, que está ubicado a tan solo 5 km el centro de la ciudad. Del aeropuerto al hotel puede contratarse un transporte privado o también alquilar un coche. Una vez en la ciudad, la mejor forma de conocerla es a pie, ya que la distancia entre los distintos atractivos es más bien corta.