Esta ciudad italiana tiene casas y edificios de color terracota y ha logrado mantener el estilo italiano gótico, por lo que se deja percibir como toscana y medieval a la vez. Esto es lo que la hace tan única y especial, y a la vez la diferencia de la pomposa Florencia: no menos impresionante, pero sí modesta y algo adusta, con su típico marrón sienés y sus altas murallas y fortalezas distribuidas en toda la ciudad. Incluida en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, esta ciudad está construida sobre 3 colinas y rodeada de un vasto paisaje árido sobre el que se extienden olivares y viñas de Chianti. Los hoteles de Siena se adaptan perfectamente a su encanto medieval: detrás de sus históricas fachadas esconden la belleza del estilo moderno y el buen gusto.
Adoquinada y en forma de abanico, la Piazza del Campo constituye el corazón de la ciudad, en la que se unen los tres barrios. Es aquí donde, dos veces al año, tiene lugar la controvertida carrera de caballos Palio di Siena. En medio de la plaza se encuentra la famosa Fuente Gaia, o Fuente de la alegría. A su alrededor pueden verse turistas y estudiantes reunidos en los cafés y restaurantes, en las calles aledañas, hoteles y hosterías con un ambiente hogareño. Al sur del Palazzo Pubblico, el ayuntamiento luce sus torres de 100 metros de altura, obsequiando a la ciudad con una impresionante vista panorámica sobre la vida toscana.
Conocido por su rústica puerta en forma de arco que muestra la ruta hacia Florencia, este barrio aloja la calle comercial más importante de la ciudad: Via Bianchi di Sopra, el sitio ideal para los fanáticos de las compras. Los hoteles tienen un ambiente distinguido y moderno, mientras que los cafés tradicionales permiten a los turistas degustar los conocidos Ricciarelli, unas tiernas galletas de almendra. Esta parte de la ciudad cuenta con varias basílicas que pueden visitarse en el día. Una parada imprescindible es la Fortaleza de los Medici, situada frente a un parque con un teatro al aire libre. Los amantes del vino no dudan en conocer el sótano de la Enoteca Italiana, en la que puede degustarse el tradicional y mundialmente conocido vino Chianti.
Este barrio es el punto más interesante de la ciudad. Entre sus edificios medievales se esconden curiosas leyendas, como aquella sobre la prisión del primer mártir de la ciudad en la Capella o el rabino que trajo la peste a la ciudad. Sin dudas, el atractivo más fascinante es la catedral de Santa Maria Assunta, con su esplendorosa fachada gótica hecha de mármol blanco y negro. En este importante edificio italiano puede apreciarse la belleza de varios mosaicos y reliquias. Unos de los edificios más antiguos de Europa es el hospital Santa Maria della Scala que, en sus orígenes, fue creado para monjes, pero hoy alberga un museo arqueológico. Quienes deseen hospedarse en esta parte de la ciudad, podrán hacerlo disfrutando de la sofisticación de los hoteles históricos.
Carreras de caballos: el Palio di Siena es una de las carreras más extremas y controvertidas del mundo. Esta competición data del medievo y tiene lugar en la Piazza del Campo, donde los barrios compiten por el primer lugar, que viene de la mano del prestigio y una gran celebración. Las fechas de las carreras son el 2 de julio y el 16 de agosto, convocando a miles de personas en cada ocasión.
Las contradas: la ciudad se divide en 17 contradas, representadas orgullosamente por cada uno de sus habitantes. La división de cada distrito es de gran importancia y está señalizada por carteles que exhiben sus nombres inspirados en animales, como: dragón, oruga o pantera.