Probablemente Croacia haya dejado de ser un destino enteramente secreto, pero no deja de ser un sitio espectacular para todos aquellos que aman el Mediterráneo y desean conocer una alternativa a la costa Azul francesa, la localidad italiana de Adria o la popular isla de Mallorca. La tierra de las mil islas obsequia a los turistas con playas espectaculares, maravillosas bahías, un rico patrimonio cultural y ciudades medievales. Su interior virgen es tan cautivador como el azul celeste del Mediterráneo, que se dice que ha sido fuente de inspiración de los versos más hermosos para el poeta italiano Dante. En los últimos años se han instalado varios hoteles de lujo en los rincones más maravillosos de Croacia, así es como los ricos y famosos descubren la tierra de ensueño que se extiende entre la pintoresca Rovinj, en Istria, hasta Dubrovnik, en el sur de Dalmacia. Quienes viajan en temporada baja, por su parte, pueden aprovechar los días más fríos para disfrutar de las áreas de wellness y circuitos de spa.
El azul del mar, el blanco de la piedra y el verde del interior son los colores que visten a la hermosa e histórica península de Istria. Agua turquesa y cristalina baña las orillas de la península, a la que los croatas llaman “el jardín del Edén” por su incomparable belleza natural. La región localizada entre Italia y Eslovenia se destaca por su encanto internacional y la gran hospitalidad de su gente, ya que aquí tradicionalmente convergen diferentes influencias culturales, así como varias pequeñas ciudades y una naturaleza prístina. Hay quienes prefieren visitar las costas croatas, con sus espectaculares playas y su agua de altísima calidad, mientras que otros disfrutan de conocer ciudades como Umag o la pintoresca Rovinj, con su casco histórico de calles zigzagueantes y una estupenda ubicación sobre el mar.
La ciudad portuaria de Rijeka es la metrópolis de la región de la bahía de Kvarner. Allí se encuentran atractivos turísticos como el Museo de Historia y Marítimo, la simbólica Torre Municipal y el Teatro Nacional. Los amantes del agua no pueden resistirse a la isla de Krk, que cautiva con sus preciosas playas y bahías, ideales para respirar hondo y relajarse. Quienes prefieren practicar senderismo también tienen su lugar aquí, donde la fauna y la flora invitan a salir de excursión. Otras de las islas más visitadas son las islas de Cres, de Rab y de Pag, mientras que, en tierra firme, el balneario de Opatija atrae a los turistas con su paseo de 12 kilómetros de largo y sus fantásticas villas con elegantes parkings.
Los intensos colores llaman la atención de los visitantes que por primera vez llegan a la región de Zadar: desde un mar de un color azul profundo, pasando por los frondosos pinos de color verde y los olivos, y hasta la característica piedra blanca de Dalmacia. El centro está compuesto por la ciudad de Zadar, de tres mil años de antigüedad, por su foro e iglesias romanas y por Nin, la ciudad real más antigua de Croacia. Entre los siglos III y IV d.C., el emperador romano Diocleciano mandó a construir su residencia de verano en la bahía de Split, estableciendo los fundamentos sobre los que luego se desarrollaría la ciudad como la conocemos hoy. Olivos, hierbas silvestres y piedra blanca salpican las montañas, cuyas estribaciones se extienden hasta sumergirse en el mar. Quienes hacen su reservan en uno de estos bonitos hoteles en Croacia pueden estar seguros de que sus vacaciones consistirán en bañarse en aguas cristalinas, rodearse de una preciosa naturaleza y disfrutar de todo tipo de eventos culturales.
“Aquellos que buscan el paraíso en la tierra, deben venir a Dubrovnik”, con estas palabras describía George Bernard Shaw la inabarcable belleza de la ciudad de Dubrovnik, también conocida como “la perla del Adriático”. Y es que esta localidad, de cientos de años de antigüedad, sin dudas pertenece a aquella lista de lugares que visitar antes de morir. Desde 1980, la ciudad forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco e invita a los turistas a conocer sus edificios que datan de distintas épocas y lucen diferentes estilos, como el gótico, el renacentista y el barroco. Iglesias, conventos, parques y fuentes son testimonio vivo del pasado histórico de la ciudad. Quienes se hospedan en los hoteles históricos de Croacia tienen la oportunidad de descansar en las mismas habitaciones en las que alguna vez lo hicieron los nobles croatas. La alta sociedad, los artistas y hasta los miembros de la familia real han puesto un pie en este fantástico lugar y han disfrutado de sus vegetación subtropical, sus jardines renacentistas y sus palacios medievales.
Cómo llegar: desde España se puede llegar a Croacia en autobús, tren, avión o coche privado. La opción más económica, rápida y confortable es viajando por aire. Los vuelos directos hacia Croacia tardan entre 3 y 5 horas y despegan desde los aeropuertos de Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia. Una vez allí, las ciudades como Zagreb y Dubrovnik tienen muy buenas conexiones de transporte público, por lo que no es necesario ir en coche. Sin embargo, para visitar las islas con más tranquilidad y a su propio ritmo, se recomienda a los viajeros alquilar un coche y cruzar con el ferry.